2.12.08

El no encuentro

Esto sucedió a fines de abril del año 2007 en Fitz Roy, un pueblo (me atrevo a llamarlo así) al este de Santa Cruz, sobre la ruta 3. Trabajaba de viajante para una empresa porteña de chacinados y como la competencia era fuerte en la ciudad y el trabajo bajaba, a mí, que era el más nuevo de los empleados, me mandaron a viajar y conseguir nuevos clientes. En consecuencia me enviaron al sur a visitar toda ciudad y pueblo que pudiese, y Fitz Roy figuraba en el mapa.
La primera visita al poblado fue para reponer provisiones, gas oil y agua para el auto y comida para mí. Había costado llegar ya que el viento y el cansancio hacen su trabajo, sobre todo en distancias largas cuando (encima sin compañia), cantar, pensar, gritar, masticar chicle y demás artilugios ya no alcanzan para palear el sueño. Me llamó la atención la poca gente que paraba en el lugar y la cero amabilidad de los lugareños, más que cero era fronteriza, marcando un límite entre yo, porteño, y ellos, provincianos. Compré, repuse y continué mi viaje. Cuando retomaba la ruta miré el espejo retrovisor, me llamó la atención un fuerte viento, que de este a oeste, sopló y empapó de polvo al paraje, dejando a la poca gente que estaba afuera inmóviles, petrificadas. La vista a través del pequeño espejo se desvanecía y desaparecía a medida que mi la atención era demandada por la peligrosa ruta, me alejé con esa última impresión y deseoso de que los días pasaran rápido para poder volver a ese pueblo.
Mi trabajo transcurrió normalmente, viajaba, vendía (poco) y llenaba mi disco rígido de imágenes con un montón de fotos de lugareños y pueblos atestados por el viento y la poca interación con la gente.
Finalmente volví a Fitz Roy, ya de entrada ví (sentí) el mismo polvo que aquella vez azotó el sitio. No había ningún auto en la estación de servicio, tampoco en el paraje aquel en donde compré mis provisiones. No había gente. Entré al almacen, aplaudí dos veces esperando que alguien me atienda, la televisión estaba encendida -mostraba tetas bailando y gente babeandose-, a pesar de ser temprano las luces estaban prendidas y había un tetra de Zumuva abierto sobre una mesa vacía. Nadie me atendió.
De repente un biombo se abrió, entre las luces que emitian las lámparas y el sol, no veía quien se acercaba, escuché pasos duros... una voz borracha me dijo que me siente. Reconozco que un frio arrancó en el pelo y me frizó mi largo metro noventa. No sé como ni porque me senté, seguía sin poder ver y empecé a impacientarme. Cuando atiné a tomar un vaso de vino una mano blanca (radiantemente blanca), fría y carnosa me tomó el antebrazo. "Eeepa, quietooo che. ¿Qué querés?". Tomar vino boludo, toy congelado pensé desde mis adentros, pero lo único que dije fue "ihij".
Quien tenía esa manota, quien me sirvió una copa de vino, el que apagó las luces y bajó levemente las persianas, el que estaba re mamado y llorisqueando, ese que me hizo congelar los huevos, era La Muerte.
Me sentí un camaleón por los colores que transformaron mi cara y quedé más duro que pendejo después de diez pacos. Estaba sentado ante un inanimado, ante la lánguida figura a quien tantos temen o pocos adoran. Mi sorpresa se agravó cuando copas de por medio comenzamos una charla amena, sensible. Hablamos por horas, nunca nadie apareció en ese lugar, no se escuchó auto alguno y menos aún, pasos de personas. Entrada la noche, charla de la vida abordada y compañeros en incubadura, me animé a preguntarle porque lloraba. Me dijo que era la quinta vez que intentaba matar a Maradona y que, otra vez más su intento lo derivó al sanatorio Guemes, dejando su estado de salud frágil como mi compañero de copas esa noches. No pudo finalmente con su raid, alejado de la ciudad, ahogó sus penas en un paraje solitario, alejado, solo. Lloraba, en conclusión, porque se dió cuenta, nuevamente, que había fracasado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mierda! No sabia que te gustaba escribir. Tremendo relato primo.
Lo voy a ir leyendo de a poco ;)
Abrazo y felicitaciones por el espacio :D

Mauri.

MAtias Fiorentino dijo...

¡Gracias nene! Sos el 1ro (y el único) q comento!!... grande!!! grosooo!! uooooo!