12.12.08

Mitre

Mi historia es apasionante, llena de aventuras. Soy único en el mundo, nadie me iguala. Nací en Brasil aunque el destino quiso que mi hogar sea Buenos Aires. Soy joven, tengo apenas 16 años, que no es poco si realmente conocieran mi historia. Historia que no les voy a contar porque no quiero, yo soy así. O capaz les cuento algo. Yo que sé.
Siempre me moví en la calle, pero las historia más increibles, fueron puertas adentro. Mi primera aventura, o al menos la que mas data tiene en mis recuerdos, es cuando con Javier, un flaco que frecuentaba en mis años mozos, robamos un taxi. Subimos al auto indicando nuestro destino, el viaje fue rápido, no había tráfico t aparte, el chofer, parecía, andaba apurado. Apenas el taxi estacionó, Javier preguntó cuanto era y ahí salí yo junto a una 38 recortada.
Durante esa época me la pasé robando, a veces laburando en algún kiosko, otras me quedaba en alguna casa, en ocaciones viajaba pero siempre regresaba y terminaba como al principio; delinquiendo.
Pocos años después tuve mi gran cimbronazo. No me acuerdo como pero el 18 de diciembre de 2001 caí en la Casa Rosada. Un mozo de un bar me llevó hasta el despacho de un secretario y de ahí al despacho del presidente. Ahí me quedé, ¡para qué? Lindo día para conocer a un mandatario. La verdad que estuve poco tiempo, el presi tenía ganas de ver la ciudad desde los aires y se subió a un helicoptero para no volver jamás. Antes, me dejó con un junto al fotógrafo de la Casa, Victor.
Ya empezaba a darme cuenta del ambiente que frecuentaba (y me gustaba). Traté de ir escondiendome cada vez que había alguna salida (vuelto) grande. La Rosada es grande y se conoce gente linda. Estuve por un par de meses hasta que me mandaron con un auto privado hasta la casa de Patricia Sosa (?). Me dio bronca irme de ese paraíso, aunque el enojo duró poco. Ese auto me llevó a una ¡gran! fiesta. Mujeres (famosas y no tanto), celebridades de todo tipo, cantantes, compositores y sobre todo... políticos (candidatos naturales para mi retorno a la Casa). En ese festejo estuve con una señora, no me dijo su nombre pero me ordenó que la llamara La Señora (las casualidades hicieron, como serán las cosas, que esta mujer luego sea Presidenta de Argentina), no charlé demasiado debido a que no era una mujer de muchas palabras, lo más interesante fue con la gente que me cruzé mientras charlabamos. Cuando terminó la velada, no pude engancharme con ningún dirigente y mi proyecto de regreso a la Plaza de Mayo quedó frustado. Al menos, me quedé en lo de Sosa.
Estar en esa casa también me trajo aventuras, a los pocos días fuia a para a un bar que, casualmente, era frecuentado por mucha gente con libretos y anteojos negros. Asi que ese lapso de mi vida fue mucho sexo, droga y bossa nova (diferencias del siglo 21).
De repente todo cambió, hace dos meses que vivo en desgracia. Me echaron de lo de Sosa, de los bares, de las fiestas y también de la Rosada. Vivo en una villa miseria buscando cartones, abriendo bolsas y viajando en camiones del año 20 y abarrotados de gente. Apenas tengo para vivir y ya no sirvo ni siquiera para una comida. Estoy destrozado. Siempre entendí que mi vida no era fácil, pero nunca, nunca comprenderé, porque ahora es tan difícil poder sobrevivir siendo yo, un billete de dos pesos.

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