Su vida como jugador de fútbol fue tal cual definió su situación Fontanarrosa en algún que otro reportaje; "mi fracaso en el fútbol se debió a dos razones: una mi pierna izquierda y la otra mi pierna derecha". Jugó en equipos del ascenso -siempre más suplente que titular-, sobre todo de la D y ya casi en el final de su corta carrera (apenas jugó 9 años, de los 18 a los 27) tuvo su bautismo en primera A. Deportivo Mandiyú de Corrientes había contratado a Maradona como DT y este lo sumó al plantel ante un pedido expreso de su mujer Claudia. Al ser, nuestro personaje, amigo de su hermana y por tener buena relación con la mujer del 10, logró que esta le insistiera a Diego con darle una chance y como ellos venían mal, y el astro quería repuntar la relación, le terminó dando bola. Maradona duró poco y el menos, entró a 5 del final en el debut del DT. Derrota ante Central por 2 a 1. Después, nunca más integró el banco de suplentes.
Se retiró al poco tiempo, hizo el curso de DT y luego de un gran depresión, la típica que les agarra a los jugadores fracasados cuando ya saben que no van a patear en el verde césped nunca más, se exilió en Uruguay por un tiempo. Primero estuvo en Canelones, pero en Colonia fue donde se le rotó el eje y encontró una nueva manera de jugar al fútbol. Como era horrible con los pies, practicó la cabeza y la docencia y empezó como ayudante de campo en Plaza Colonia, equipo que nunca había debutado en las ligas mayores rioplatenses.
Así transcurrió los años finales de la década del 90, y después de la crisis argentina en 2001, Cambaceres lo contrató como ayudante de campo. Comenzó su carrera en Argentina, pasó por Dálmine, El Porvenir, Armenio, Quilmes y Central Córdoba. Su nueva rotación de eje se dio cuando Noray Nakis se hizo cargo de la presidencia de Independiente. Nuevamente, gracias a sus contactos y buenas vibras con allegados, se hizo cargo de la 4ta del club de Avellaneda.
Al año sacó campeona a la divisional y había formado un equipo que rotaba entre 6 y 7 jugadores con la primera. Independiente esos años era un fiasco y cualquier jugador servía, o no. Fue con la salida de Burruchaga donde se hizo la luz y parece, lo alumbró todo a el. Nakis ya no sabía a quien recurrir y le ofreció el interinato hasta que lograra convencer a Pepé Santoro -por ese entonces dueño de una agencia de turísmo que organizaba viajes de ex futbolistas jubilados a Brasil, Argentina y Paraguay, más precisamente, Ciudad del Este-, otrora bombero ante este tipo de debacles rojas, quien ya estaba harto de salvar a su amado club pero Nakis confiaba en doblegar su postura ofreciéndole el puesto de DT en forma definitiva.
El dirigente tardó dos meses en persuadir a Pepé, sin darse cuenta que bajo el interinato de nuestro personaje, Independiente ganó 4 partidos y empató uno, contra River, con dos hombres menos y sobre la hora. La prensa empezaba a hablar de este jóven técnico, aún desconocido, de actitud menotista, raro y de cambios alocados (en su debut, a los 15 del 2do tiempo con su equipo 2 a 0 arriba, sacó a los dos laterales y puso dos puntas -el partido terminó 5 a 3 luego de que se lo dieran vuelta en 5 minutos- porque decía que era un visionario, y sabía como iba a terminar el partido, así que se adelantaba a los cambios para no perder tiempo), pero el sabía que lo suyo era pasajero.
El día anterior a firmar su primer contrato oficial, Santoro recibió una llamada de Kuyumchoglu. Desesperado, el ex jugador de Estudiantes, gritaba al audífono de Pepé diciendo que los tickets de hospedaje del hotel Memby Kurapepé (vaya ironía) de Ciudad del Este no eran aceptados por el gerente y que no tenían donde dormir. 20 ex players con sus respectivas mujeres estaban varados en Paraguay. Pepé tuvo que irse de raje a su auxilio. Nakis, de afamado mal genio y poco hábil a la hora de la plática, no tardó en explotar como una olla. Fue tal la calentura que al otro día, en una apremiante conferencia de prensa, reconfirmó al DT internino hasta final del campeonato y le dedicó a Santoro un evagenlio de puteadas, arrancando con un "el boludo de Pepé nos falló" para terminar con "¡el rreconchudo sorete mal cagado puto de Santooor y la rre connncha del patooo!".
Nuestro, ahora garantizado DT de los rojos, encaró las últimas 8 fechas con una hidalgía y honor enormes, emocionado hasta la médula y re cagado en las patas. Sabía que esta quizá sea su única oportunidad grande y quería aprovecharla. Habló con los jugadores, quería saber que pensaban de él y ver si había feelling con los capos, ahora que el camino era otro. Se quedó tranquilo cuando el capitán le dijo que lo iban a ayudar y a pesar de estar lejos, tenían esperanzas de pelear el campeonato. Con los resultados que obtuvo como interino nuestro amigo dejó a sus dirigidos a tan sólo 12 puntos de puntero. Su equipo era ofensivo, muy ofensivo, si tenemos en cuenta el fútbol de aquellos años. Para él los defensores no eran importantes, el tema era meter goles y rezar en los defensas y sobre todo el arquero para que mantengan el arco lo menos goleado posible. Jugaba con un 3-4-3 pero casi todos los partidos los terminó con un 2-4-4. Los laterales eran para el lo que a Maradona son los arqueros, siempre los fletaba en los dos primeros cambios. En los entrenamientos, casi no les hablaba. Su fetiche eran los puntas y el 10.
En los partidos restantes, Independiente ganó siete juegos y perdió uno. Tuvo un promedio de 4 goles por partidos a favor y 2 en contra. En todos los games lo embocaron. Los diarios le empezaban a hacerle notas y hasta tuvo alguna que otra portada en los titulares. Revolucionó el club de Avellaneda y a los jugadores. Todos querían atacar, ya a nadie le importaba defender. Los laterales querían jugar de volantes (medio porque sino no jugaban nunca y medio porque era la única manera de figurar en el equipo), los delanteros se mataban a goles en la práctica para ser titulares. Los 21 puntos que logró, no obstante, no le alcanzaron para ser campeón, las derrotas en las primeras fechas ya había hecho efecto y así el team finalizó tercero a 6 de la tierra prometida.
Pero la cima, a pesar de haber estado cerca para el cenáculo diablo, la alcanzó nuestro querido compañero. Finalizado el campeonato, sentado en el jardín de su casa, tomando mate en compañía de Lorca, su gato, ya con el puesto de DT asegurado por una temporada más, nuestro fracasado futbolista, correcto PF pero por sobre todo, agraciado DT pudo decir que su éxito en el fútbol, al final, se debío a dos razones: la primera su fiel amistad, desde chico, con Fernando Kuyumchoglu (quien le tiró el dato), y la segunda, el cheque cobrado por el gerente del hotel Memby Kurapepé.
Se retiró al poco tiempo, hizo el curso de DT y luego de un gran depresión, la típica que les agarra a los jugadores fracasados cuando ya saben que no van a patear en el verde césped nunca más, se exilió en Uruguay por un tiempo. Primero estuvo en Canelones, pero en Colonia fue donde se le rotó el eje y encontró una nueva manera de jugar al fútbol. Como era horrible con los pies, practicó la cabeza y la docencia y empezó como ayudante de campo en Plaza Colonia, equipo que nunca había debutado en las ligas mayores rioplatenses.
Así transcurrió los años finales de la década del 90, y después de la crisis argentina en 2001, Cambaceres lo contrató como ayudante de campo. Comenzó su carrera en Argentina, pasó por Dálmine, El Porvenir, Armenio, Quilmes y Central Córdoba. Su nueva rotación de eje se dio cuando Noray Nakis se hizo cargo de la presidencia de Independiente. Nuevamente, gracias a sus contactos y buenas vibras con allegados, se hizo cargo de la 4ta del club de Avellaneda.
Al año sacó campeona a la divisional y había formado un equipo que rotaba entre 6 y 7 jugadores con la primera. Independiente esos años era un fiasco y cualquier jugador servía, o no. Fue con la salida de Burruchaga donde se hizo la luz y parece, lo alumbró todo a el. Nakis ya no sabía a quien recurrir y le ofreció el interinato hasta que lograra convencer a Pepé Santoro -por ese entonces dueño de una agencia de turísmo que organizaba viajes de ex futbolistas jubilados a Brasil, Argentina y Paraguay, más precisamente, Ciudad del Este-, otrora bombero ante este tipo de debacles rojas, quien ya estaba harto de salvar a su amado club pero Nakis confiaba en doblegar su postura ofreciéndole el puesto de DT en forma definitiva.
El dirigente tardó dos meses en persuadir a Pepé, sin darse cuenta que bajo el interinato de nuestro personaje, Independiente ganó 4 partidos y empató uno, contra River, con dos hombres menos y sobre la hora. La prensa empezaba a hablar de este jóven técnico, aún desconocido, de actitud menotista, raro y de cambios alocados (en su debut, a los 15 del 2do tiempo con su equipo 2 a 0 arriba, sacó a los dos laterales y puso dos puntas -el partido terminó 5 a 3 luego de que se lo dieran vuelta en 5 minutos- porque decía que era un visionario, y sabía como iba a terminar el partido, así que se adelantaba a los cambios para no perder tiempo), pero el sabía que lo suyo era pasajero.
El día anterior a firmar su primer contrato oficial, Santoro recibió una llamada de Kuyumchoglu. Desesperado, el ex jugador de Estudiantes, gritaba al audífono de Pepé diciendo que los tickets de hospedaje del hotel Memby Kurapepé (vaya ironía) de Ciudad del Este no eran aceptados por el gerente y que no tenían donde dormir. 20 ex players con sus respectivas mujeres estaban varados en Paraguay. Pepé tuvo que irse de raje a su auxilio. Nakis, de afamado mal genio y poco hábil a la hora de la plática, no tardó en explotar como una olla. Fue tal la calentura que al otro día, en una apremiante conferencia de prensa, reconfirmó al DT internino hasta final del campeonato y le dedicó a Santoro un evagenlio de puteadas, arrancando con un "el boludo de Pepé nos falló" para terminar con "¡el rreconchudo sorete mal cagado puto de Santooor y la rre connncha del patooo!".
Nuestro, ahora garantizado DT de los rojos, encaró las últimas 8 fechas con una hidalgía y honor enormes, emocionado hasta la médula y re cagado en las patas. Sabía que esta quizá sea su única oportunidad grande y quería aprovecharla. Habló con los jugadores, quería saber que pensaban de él y ver si había feelling con los capos, ahora que el camino era otro. Se quedó tranquilo cuando el capitán le dijo que lo iban a ayudar y a pesar de estar lejos, tenían esperanzas de pelear el campeonato. Con los resultados que obtuvo como interino nuestro amigo dejó a sus dirigidos a tan sólo 12 puntos de puntero. Su equipo era ofensivo, muy ofensivo, si tenemos en cuenta el fútbol de aquellos años. Para él los defensores no eran importantes, el tema era meter goles y rezar en los defensas y sobre todo el arquero para que mantengan el arco lo menos goleado posible. Jugaba con un 3-4-3 pero casi todos los partidos los terminó con un 2-4-4. Los laterales eran para el lo que a Maradona son los arqueros, siempre los fletaba en los dos primeros cambios. En los entrenamientos, casi no les hablaba. Su fetiche eran los puntas y el 10.
En los partidos restantes, Independiente ganó siete juegos y perdió uno. Tuvo un promedio de 4 goles por partidos a favor y 2 en contra. En todos los games lo embocaron. Los diarios le empezaban a hacerle notas y hasta tuvo alguna que otra portada en los titulares. Revolucionó el club de Avellaneda y a los jugadores. Todos querían atacar, ya a nadie le importaba defender. Los laterales querían jugar de volantes (medio porque sino no jugaban nunca y medio porque era la única manera de figurar en el equipo), los delanteros se mataban a goles en la práctica para ser titulares. Los 21 puntos que logró, no obstante, no le alcanzaron para ser campeón, las derrotas en las primeras fechas ya había hecho efecto y así el team finalizó tercero a 6 de la tierra prometida.
Pero la cima, a pesar de haber estado cerca para el cenáculo diablo, la alcanzó nuestro querido compañero. Finalizado el campeonato, sentado en el jardín de su casa, tomando mate en compañía de Lorca, su gato, ya con el puesto de DT asegurado por una temporada más, nuestro fracasado futbolista, correcto PF pero por sobre todo, agraciado DT pudo decir que su éxito en el fútbol, al final, se debío a dos razones: la primera su fiel amistad, desde chico, con Fernando Kuyumchoglu (quien le tiró el dato), y la segunda, el cheque cobrado por el gerente del hotel Memby Kurapepé.
2 comentarios:
Excelente! Muy divertido!
¿No te inspiraste en vos para escribirlo? Porque esto de jugador horrible y buen DT me suena mucho a Matias Fiorentino
Jajaja
Abrazo!
Maurito
jajaja!... y puede ser!, pero un poco mejor juego che!!.
Abrazo!!
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